En
un punto al sur de los mapas, comenzaron a sonar los pasos de la insurrección.
Tenían nombre, pero ocultaron el rostro. Se dieron a conocer como Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), cuya afrenta contra el Estado mexicano,
aquel 1 de enero de 1994, significó no sólo el desprendimiento del capitalismo
en nuestro país, sino además el ingreso a una nueva etapa, en la que la organización
social autónoma era la siguiente alternativa.
De
esta manera, a través de los años, en México y otras latitudes se comenzó la
resistencia a los embates que producía el Tratado de Libre Comercio (TLC), inspirada en el zapatismo, con la construcción
de espacios públicos que activaran diversos colectivos sociales y que, en
consecuencia, se articularan con otros organismos civiles ya existentes.
Hoy
día, 19 años después del levantamiento zapatista, uno de esos lugares
caracterizados por la propagación de ideas respecto de otras formas de vida,
más creativas y quizá nunca antes pensadas, se erige con la Universidad de la
Tierra (Unitierra) en Chiapas, la cual albergó distintas mentes y corazones
forjados en la lucha social.
Fue
aquí donde se llevó a cabo por cuatro días consecutivos (30 de diciembre al 2
de enero) el III Seminario Internacional de análisis y reflexión: Planeta Tierra
y Movimientos Antisistémicos, durante el contexto de las nuevas acciones
pacíficas que emprendió el EZLN, en las que un número cercano a los 40 mil
adherentes marcharon de manera pacífica a lo largo de cinco ciudades del
territorio maya en México.
El
activista mexicano Gustavo Esteva, de larga trayectoria en la defensa de los
pueblos originarios, conformó parte de estas voces emancipadoras que se pronunciaron
por prescindir del sistema político global, al que definió como protector (con
miles de policías operando) de los intereses de las trasnacionales.
“El
Estado no es ya un procedimiento para la gestión política, el Estado de hoy es
un dispositivo para controlar a la población y proteger al mercado. El capitalismo
sufre, además, una forma de regresión: ante el colapso de la economía real,
regresa a la fase de despojo absoluto.
Se
trata de que todos -expresó- nos organizamos para aprender de manera autónoma,
suprimiendo la necesidad de esos aparatos. No se trata de tomar los aparatos
del Estado, sino de desmantelarlos, es decir, hacer radicalmente innecesario al
Estado mexicano”.
En
la formulación de diferentes alternativas de vida, profundizó el autor de Crónica del fin de una era (1994), “existen
millones de personas que están reaccionando, ya que esto se trata de cambiarlo
a fondo, con palabras y miradas, porque somos las palabras que decimos, y en
esta parte tenemos que recuperar el nosotros”.
En
el caso específico de México, en palabras de Esteva, culminó ya el Estado de
derecho y corresponde ahora la “persecución de los derechos civiles de la
gente. Es decir, quienes están en el poder formal, actúan de mala fe”. Pero en
esto no estamos solos, la espiral de barbarie recorre el mundo entero”.
Otro
de los disertadores, el catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) Pablo González Casanova, expuso que las maniobras de resistencia deben
integrar la vida del planeta, por lo que propuso el nacimiento de una red de
colectivos que configure la organización mundial en defensa del territorio y la
Tierra.
Planteó
además que hoy día se atraviesa por una crisis de espectro amplio, “que implica
más que la economía, y tendrá que resolverse de manera permanente. La propiedad
y la fuerza, dos formas en que ha transformado al mundo el capitalismo, destruyen
las mediaciones entre los seres humanos”.
Mientras
las palabras en este seminario fluyeron en sentido al replanteamiento de la
realidad que se impone de manera salvaje, que hostiga y extermina al ser humano
y su entorno, el EZLN anunciaba el fortalecimiento de sus vínculos con otras
organizaciones autónomas.
Dicho
pronunciamiento sostuvo las palabras del Comité Clandestino Revolucionario
Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, emitidas
“a quien corresponda” el 21 de diciembre de 2012, luego de las movilizaciones en Ocosingo,
Palenque, San Cristóbal de las Casas, Altamirano y Las Margaritas, en total
silencio, las cuales preguntaban y respondían a la vez: “¿Escucharon? Es el
ruido de su mundo derrumbándose. Es el resurgir del nuestro”.
“Hoy
sólo se puede vivir luchando”, insiste Gustavo Esteva. “Tenemos que recordar lo
que nos dijeron los zapatistas: sólo somos hombres y mujeres ordinarios y por
eso somos rebeldes, inconformes y soñadores”.
Los
procesos de resistencia y lucha continúan con vida en un punto al sur de los
mapas, donde los rostros ocultos mantienen ojos abiertos y se declaran en alerta.
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