Imagen y texto: elpuercoespin.com.ar
La
muerte del compañero Chávez, para la política de América del Sur, para América
Latina y diría que para el mundo, es una pérdida irreparable. Chávez era un
hombre 80 por ciento de corazón y 20 por ciento de razón, como creo que deben
ser todos los grandes hombres del mundo. Chávez pensaba mucho en su pueblo y,
sobre todo, en las personas más pobres. Tuve el placer de conversar con Chávez
muchas veces. Lo conocí en los tiempos del Foro de San Pablo. Después tuve la
oportunidad de conocerlo mejor cuando él ya era presidente y yo había sido
electo también presidente, pero aún no había asumido, para atender un pedido de
petróleo de Venezuela, en ocasión de una huelga de los trabajadores de Pdvsa. A
partir de mi aporte, establecimos una relación muy fuerte porque teníamos
muchas afinidades. Si teníamos divergencias ideológicas, teníamos muchas
afinidades políticas. Coincidíamos en el papel que debía jugar la relación
estratégica entre Brasil y Venezuela, compartíamos la relación estratégica que
debíamos tener con los países de América Latina, y comprendíamos el papel de
los países pobres, sobre todo los de América del Sur, en el enfrentamiento
construido con los países del Norte, sobre todo en la cuestión comercial y
política. Eso hizo que un día, en 2007, paráramos a tener una relación, más que
entre dos presidentes, entre dos compañeros. Es decir, que para evitar que
hubiese cualquier problema en la relación entre Brasil y Venezuela, acordamos
con Chávez que podríamos organizar tres o cuatro reuniones bilaterales por año:
un encuentro en Brasil, otro en Venezuela, para que pudiésemos generar una
asociación que permitiese equilibrar el comercio entre nuestros países. De ahí
surgió la idea de instalar una refinería en Berlinda.
Mucha
gente dice que Chávez era un hombre polémico, y era bueno que él fuera así,
porque Chávez hacía que las reuniones de Unasur, y de los encuentros en los que
hemos participado, fueran siempre muy intensos, donde había mucho debate. Él no
permitía que las personas paralizaran una reunión. Incentivaba el debate con
temas polémicos. Lo que importaba era que él estaba ahí presente, vivo,
discutiendo los intereses de Venezuela y de América Latina, y sobre todo
discutiendo los intereses de los pueblos más pobres.
Pienso
que no basta un siglo para producir un hombre de las cualidades de Chávez. No se
ve todos los días a un país que elige a una persona que tiene un compromiso
diferente con su pueblo. Chávez sabía que las razones para estar en el gobierno
eran hacer que el pueblo de Venezuela se sintiese orgulloso, que pasase a tener
derechos, trabajo, salud y la posibilidad de estudiar. Obviamente, enfrentó una
oposición muy férrea, como todos enfrentamos en América Latina. Todos los
gobiernos progresistas se enfrentan a muchas adversidades. Pero creo que el
paso del compañero Chávez por el gobierno de Venezuela valió la pena. Valió la
pena no sólo por las conquistas; valió la pena por el símbolo de lo que hizo en
defensa de su país: recuperó la autoestima de un pueblo, de los niños, y
provocó que su pueblo pasase a creer que Venezuela era mucho más grande de lo
que las élites intentaron hacerle creer.
Creo
que las ideas de Chávez, como las de Bolívar, perdurarán por mucho tiempo,
porque América Latina vive un momento excepcional y Chávez tiene mucho que ver
con eso, en la creación de la Unasur, la CELAC, el Consejo de Defensa de la
Unasur, el Banco del Sur y tantas otras ideas que volcábamos en un papel, y
debatíamos cuestiones que hemos ido concretando de a poco. Espero que el pueblo
venezolano comprenda que en este momento se necesitan mucha paz, madurez,
tranquilidad y unidad, porque Venezuela no puede retroceder. El pueblo de
Venezuela aprendió a confiar en su gobierno, el pueblo de Venezuela aprendió a
sentir orgullo de su país, y eso representa un valor inestimable que no se
puede olvidar. Hay divergencias políticas que continuarán existiendo, pero eso
debe ser menor en la relación de los partidos políticos y de las fuerzas
políticas para construir un clima de paz y mucha tranquilidad, porque Venezuela
necesita continuar creciendo, generando trabajo, riqueza y mejorando la vida de
su pueblo.
¡Qué
dios cuide de Chávez como él lo merece! Tuve el placer de compartir con él ocho
años de presidente, y siento el orgullo de haber compartido con él la
construcción de tantas cosas positivas. Y también guardo la tristeza de no
haber hecho más. De cualquier forma, valió la pena. ¡Compañero Chávez: si usted
no existiera debería volver a nacer, porque el mundo necesita dirigentes como
usted! ¡Qué dios lo bendiga!
Enlace al video de Lula: