sábado, 10 de noviembre de 2012

Profundo y certero, así se despide Eduardo Galeano



Los trabajadores de todo el mundo se juegan la dignidad y la vida. Por ello, el escritor Eduardo Galeano convocó a la reflexión sobre el papel de estos en los tiempos del neoliberalismo: “No hay nada más peligroso que el trabajo”, reafirmó.
Con estas palabras, profundas y certeras, el autor uruguayo despidió las actividades del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), que llevó a cabo durante cuatro días en la Ciudad de México.
Galeano fue incisivo, frente a un recinto colmado en su mayoría por jóvenes estudiantes, al tiempo en que compartió una compilación de textos escritos hace unos meses, intitulado ‘Los derechos de los trabajadores ¿Un tema para arqueólogos?’, pero cuyo contenido sigue vigente.
“En estos tiempos de crisis en los que, más que nunca, los derechos están siendo despedazados por el huracán que se lleva todo por delante, que castiga el trabajo y en cambio recompensa la tripulación que está arrojando al tacho de la basura más de dos siglos de conquistas obreras”.
Durante su ponencia, expuso cómo aquellos dirigentes de Estados Unidos, el país que propaga las libertades humanas, implementan formas agresivas de trabajo con la finalidad de que se extiendan a los confines del orbe.
“En sus campañas electorales del año 2000, los candidatos Bush y Gore, coincidieron en  la necesidad de seguir imponiendo en el mundo el modelo norteamericano de relaciones laborales. ‘Nuestro estilo de trabajo -como ambos lo llamaron- es el que está marcando el paso de la globalización que avanza con botas de siete leguas y entra hasta los más remotos rincones del planeta’”.
Unos días antes, el también ensayista había presentado su más reciente obra “Los hijos de los días”, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ahora, como parte de las disertaciones del CLACSO, exhibía su indignación por los nuevos tiempos colmados de viejas costumbres.
“Es la continuación de la época colonial en una escala jamás conocida. Los pobres del mundo siguen cumpliendo su función tradicional: proporcionan brazos baratos y productos baratos”.
Los ejemplos sobre la vulnerabilidad de los trabajadores en tan variadas épocas fueron vastos. “A los asesinatos de los obreros pobres –dijo- se les denomina ahora accidentes laborales”. Sus palabras viajaron por Estados Unidos, Malasia, Tailandia, Indonesia, China, Brasil, Argentina, Francia e Inglaterra. México también fue una escala.
“Desde que Ernesto Zedillo dejó la presidencia de México, pasó a integrar los directorios de la Union Pacific Corporation y del consorcio Procter and Gamble. En idioma tecnocratés, se indigna contra lo que llama la imposición de estándares laborales homogéneos en los nuevos acordes comerciales. Traducido, eso significa: olvidemos de una buena vez toda la legislación internacional que todavía protege más o menos, menos que más, a los trabajadores. El presidente jubilado cobra por predicar la esclavitud”.
Con una participación de alrededor de 30 minutos, Galeano advirtió que, hoy día, no hay en el mundo nada más inseguro que el trabajo, encabezado por quienes se hacen llamar empresarios.
Son estos también, quienes convienen impulsar el miedo a perder el trabajo, dejando que los países y las personas compitan en lo que puedan.
“¿La estabilidad laboral y los demás derechos de los trabajadores será, de aquí a poco, un tema para arqueólogos? En el mundo al revés la libertad oprime. La libertad del dinero exige trabajadores presos, presos de la cárcel del miedo. El dios del mercado castiga ¿Quién está a salvo del pánico de ser arrojado a las largas colas de quienes buscan trabajo?”.

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