domingo, 14 de marzo de 2010

Tertulia con Aute


Los queretanos vivieron la tertulia más íntima de los últimos años. Este 12 de marzo conocieron por vez primera a un hombre sobrio y de talante exquisito, que por más de cuatro décadas ha plasmado frases retóricas en un torrente de formas sonoras.
El cantautor filipino Luis Eduardo Aute, hizo del Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez un festín de poesía acompañada en todo momento por sus seguidores.
El encuentro con éstos dejó al rojo vivo una noche prolongada, donde fluyó la emoción, el humor, la algarabía.
Tres horas bastaron para elevar el clamor de un público entregado, que recordó aquellos momentos en que aún se podía ser Invisible, como lo fue Aute durante ésta, su primera interpretación. Entonces, apareció en el escenario y de allí, ya no hubo freno.
“Tengo todos los ánimos para hacer que esta noche no la olviden nunca”, expresó ferviente, y ya desde los primeros acordes parecía conseguirlo, puesto que apenas Pasaba por aquí, el hombre ya había encontrado eco en el júbilo de la gente, su gente.
Entre las anécdotas que compartió Aute, se consumaron diversos encuentros al cantar a la luna en Cinco minutos, remembrando aquella vez en que conoció a la actriz mexicana Katy Jurado, en el pueblo de Tepoztlán, “bajo el sombrero de un árbol de estrellas”, y unos años atrás, observar al mismo Mick Jagger al fondo del Hafa Café.
La oscuridad en el complejo fue mezcla de alaridos. El compositor estuvo rodeado por tres enormes músicos que también conquistaron a los que escuchaban desde las butacas. La tertulia llegó al clímax cuando se impuso el diálogo entre los espectadores y Luis Eduardo Aute, que con toda Alevosía, impregnó un ligero ritmo de palmas que daban cause a esa melodía llamada Slowly.
Durante la conversación aludió al mítico John Lennon: “Eso de que lo asesinó un fanático es mentira. El FBI tenía la encomienda de dar muerte a un hombre disidente”, y el humeante escenario echó a andar la Imaginación.
Mas al ambiente aún le hacía falta estallar. La interpretación del tema Sin tu latido provocó el rugir de un gran público, que ya no hizo más que corear lo que todavía faltaba por decir al compositor.
Una vez solo en el escenario, sumergió las Rosas en el mar y dispuso que De alguna manera esa noche tuviera que ser inolvidable.Congruente y, por qué no, sarcástico, Aute capturó la energía de los espectadores, quienes se levantaron de las butacas únicamente para agradecer a través del aplauso, esa noche espléndida, íntima, una noche escrita en la memoria de los queretanos.

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