Desde cualquier sitio del México profundo,
para Alberto Patishtán, cuya libertad está en camino.
Inquieto
está el mundo que hoy despierta
este
mundo tan tuyo que intentan que sueltes
lo
que no advierten, es que desde el punto más abajo del mapa
puedes
contemplar los aspectos que en la humanidad transcurren
No te pueden ocultar cómo brota indignación en las calles madrileñas
y
seguro sabes que de dios no se ha sabido nada
-tendrá también
su actividad-
que
escuchas además el clamor desbordado en tierra bolivariana
o que
observas la nueva oleada de hipócritas misiles que apuntan al este asiático
Desde
el rincón en el que intentan te nos olvides
te ha dolido ver el mar ahogado por sangre palestina
y
cómo unos hombres en verde olivo se apoderan de la primavera egipcia
tampoco desconoces cómo el tiempo ahoga este México tan tuyo
como
el mundo que contemplas
Sabes
también que las palabras se van tornando ruinas
en
las columnas helénicas
y
que lenta/abiertamente apagan los faros en Siria
mientras
visten de Nobel a un hombre de bélicos sueños
Y
entre tanto
las
redes se van urdiendo
los
senderos del orbe se han ocupado
se
caminan desde que el reloj no es tiempo sino rabia
desde
que tu paso se escuchó con más ahínco
aún
detrás de los muros
pensando
que podrían desvanecerte por quinientos años más
Entonces
retornó tu palabra
retumbó
tu Voz por los contornos del mundo
emancipando
pisadas que marchan desde cualquier punto
y entre
las cuales marchas también
provocando
el rugir de los incólumes
y
volviendo como vuelves cada tarde
siendo
conciencia en el amanecer de
un pueblo que va abriendo sus ojos
Así
es como despierta este mundo tan tuyo
que
sólo espera tus pies
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