Y por si fuera poco, vienes a plantarte
con un puñado de rosas que astillan mi fuerza,
que quiebran este espíritu errante…
Deberías subir a mis pies
y enredarte en el cuerpo de la noche,
deberías minar tus encantos que atinan
a volverme una y otra vez a ti,
al temblor de esos labios poco afortunados
que se estampan como grietas
en los años más cortos,
en las cavernas de mi oscilante memoria,
que declina después de tus ojos
con esa mirada perdida…
deberías, entonces,
cercenar los escombros que cargo
y quizá luego
acompañar con un velo
el andar de mi partida.
con un puñado de rosas que astillan mi fuerza,
que quiebran este espíritu errante…
Deberías subir a mis pies
y enredarte en el cuerpo de la noche,
deberías minar tus encantos que atinan
a volverme una y otra vez a ti,
al temblor de esos labios poco afortunados
que se estampan como grietas
en los años más cortos,
en las cavernas de mi oscilante memoria,
que declina después de tus ojos
con esa mirada perdida…
deberías, entonces,
cercenar los escombros que cargo
y quizá luego
acompañar con un velo
el andar de mi partida.